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domingo, 16 de enero de 2011

EL ABORTO
Me gustaría que los lectores y seguidores del blog supiesen que antes de redactar esta entrada he ido recibiendo diversas opiniones sobre este tema.
He de decir que entiendo las diferentes consideraciones; unas son religiosas, otras demasiado moralistas, y algunas objetivas, pero todas válidas y respetables.
Desde mi punto de vista, si han de tomarse medicamentos, éstos han de ingerirse con madurez y responsabilidad para evitar el embarazo. Pero, desgraciadamente, las circunstancias de cada mujer que piensa en un aborto son distintas. Tendríamos que situarnos en la piel de cada una de ellas para comprenderlas y tomar la mejor decisión.
En diversos países existe un alto índice de adolescentes que han sido violadas y, como consecuencia de tal desgracia, las han dejado embarazadas. Esto es algo que ninguna de estas jóvenes hubiesen querido bajo ningún concepto. Sin embargo, la sociedad les exige continuar con ese embarazo no deseado puesto que en estos países está muy penado el aborto, entonces es cuando, más que un problema individual de la persona, la cuestión se convierte en un problema social.
Lejos de pensar que el aborto sea juzgado por Dios u otras cuestiones religiosas o moralistas, me preocupan dos asuntos importantes:
El primero es que el hecho de traer a un bebé al mundo que no es deseado puede acarrear maltratos, abandonos o incluso violaciones por parte de su propio entorno.
El segundo asunto es que, en las fuentes que he consultado, aparece un alto nivel de mortalidad de mujeres a las cuales les practican abortos en clínicas clandestinas, poco saludables o, incluso, con otro tipo de métodos inducidos por ellas mismas que las pueden llevar a una muerte segura.
Y todo esto pasa porque el aborto es penado legalmente.

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